Liberar el espacio público de los coches que lo invadían ha marcado un antes y un después para la movilidad infantil, tanto en lo relacionado con las actividades del día a día como en la asistencia a la escuela. La ciudad debía transformarse en un espacio educador en sí mismo. A los niños y niñas no solo hay que protegerlos, sino facilitar su incorporación a la vida urbana en plenitud de derechos.

Una de las fuentes teóricas de las que se ha servido el nuevo modelo de ciudad es la obra de Francesco Tonucci La ciudad de los niños, en la que se argumenta a favor de un diseño urbano que tenga en cuenta a los más pequeños al tiempo que la hace más justa para todos los demás.

Facilitar la libertad de movimiento de los niños, el nuevo, el uso del espacio público, los traslados a pie, etc. son objetivos realizables si se reducen las amenazas originadas por la invasión de los automóviles.

Pontevedra ya forma parte de las ciudades amigas de la infancia de la Fundación Meniños y está integrada en la red internacional Città dei Bambini impulsada por Tonucci.

Policía Local

Este cuerpo policial se encarga de organizar el sistema de movilidad infantil, que planifica y difunde los dataos de aplicación y resuelve todas las dudas que plantea la comunidad escolar, de la que son principales interlocutores. Asimismo, realiza una vigilancia del sistema y pone en marcha los mecanismos de prevención cuando son necesarios.

Estas acciones forman parte del sistema de educación vial de la Policía Local, que difunde entre los escolares la información más relevante acerca de la movilidad urbana.

Camino Escolar

Esta es la denominación oficial de un programa municipal y escolar cuya intención principal consiste en que los escolares vayan solos al colegio, sin la supervisión de un adulto, aprovechándose de las condiciones tan favorables de seguridad vial que ofrece la ciudad de Pontevedra.

El plan lleva en marcha varios años y funciona tanto en el centro de la ciudad como en Monte Porreiro, con resultados muy positivos: el 81% de los niños con edades comprendidas entre los 7 y los 12 años va caminando a la escuela, y más de la mitad lo hacen solos.

El fin último del Camino Escolar consiste en que toda la ciudad se convierta en un Camino Escolar constante y continuo, y que los niños sigan cada día el itinerario que les parezca más conveniente sin encontrarse con ningún obstáculo.

Uno de los aspectos más llamativos del modelo, muy solicitado por los padres, es el de ubicar en los principales cruces de vías a personas que ayuden a los niños y eviten de ese modo los conflictos entre el tráfico peatonal y el rodado. En la urbanización de Monte Porreiro existe un sistema de voluntariado entre los adultos para prestar este servicio.

Escuelas y comercios

El proceso de implementación del Camino Escolar se ha consensuado con la comunidad educativa al completo, a lo largo de un proceso participativo del que formaron parte varios expertos procedentes del CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental), además de otros expertos en movilidad, miembros del cuerpo de Policía Local, madres y padres de alumnos, profesores y los propios escolares.

También los comercios tienen un protagonismo relevante, ya que cualquier niño o niña que tenga alguna dificultad puede acudir a uno de los muchos establecimientos que exhiben el logotipo del Camino Escolar con las palabras «Aquí ayuda». En caso de resultar necesario, pueden llamar al colegio o a la Policía Local para informar sobre el incidente.

Consejo de los niños y niñas

Consiste en un proceso participativo que implica al alumnado, al que se anima a exponer sus ideas sobre la ciudad en una junta anual que cuenta con la presencia de los responsables policiales y del alcalde de la ciudad, al que acuden jóvenes de todos los centros de enseñanza de la ciudad.

Cada intervención de los niños y niñas suscita una respuesta de los responsables técnicos y políticos que, a su vez, inspiran el plan de gestión urbana en las impresiones extraídas de estas reuniones tan fructíferas.