El calmado del tráfico ha traído consigo la disminución generalizada de la violencia vial. Se ha cumplido el objetivo ideal de toda política de prevención de la siniestralidad con la cifra de cero muertos desde el año 1999 en los espacios que se han incorporado al nuevo sistema de movilidad.

Con menos coches en la calle y con sistemas de prevención de la violencia vial, la sensación de seguridad de los ciudadanos es mucho más elevada, lo cual viene respaldado por los datos de siniestralidad. De los 69 del año 1998 se ha pasado a solo 4 atropellos en 2013, con unas consecuencias mucho menos graves. Con respecto a los accidentes graves, se han reducido a tan solo 12 en el año 2015, mientras que la cifra ascendía a 129 en el año 2000.

La mitad de los atropellos a una velocidad de 50 km/h resultan mortales. Si los vehículos circulan a 60 km/h, la proporción es del 80%. No obstante, a 30 km/h el índice de mortalidad es del 5%. Gracias a los badenes salvavidas y a un diseño urbano centrado en el peatón, ha sido posible alcanzar unas cifras tan positivas.

Percepción de la seguridad

La propia configuración física de las calles y las plazas de Pontevedra, junto con la prioridad peatonal en el conjunto de la ciudad, hace que los ciudadanos la perciban como una capital segura. En cuanto a la movilidad infantil, se registran datos de lo más curioso, pues algunos padres y madres señalan que, cuando visitan otras ciudades, se dan cuenta de que deben estar mucho más pendientes de sus hijos.

Bicis

También para las bicis resultan interesantes estos datos relativos a la seguridad vial, puesto que con la configuración general del espacio público, disponen de mayor libertad para participar en el sistema de desplazamientos sin temer por su integridad física.